El cambio climático es un problema global y de no tomar acciones para combatirlo nuestra civilización, biodiversidad e infraestructura podrían resultar amenazadas ante sus efectos.
La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático establece como objetivo medular: lograr la estabilización en niveles no peligrosos de las concentraciones de gases de efecto invernadero (GEI) en la atmósfera. La Conferencia de las Partes del año 2015 o COP21, resultó en el compromiso más importante a nivel mundial para enfrentar el cambio climático, el Acuerdo de París, firmado hasta el momento por 197 países, con el objeto de limitar el aumento de la temperatura promedio del planeta por debajo de los 2° C en este siglo.
La implementación tanto de medidas de mitigación orientadas a la reducción de las emisiones de gases y compuestos de efecto invernadero, como de medidas de adaptación que permitan disminuir la vulnerabilidad de las comunidades humanas y los ecosistemas, representan las dos grandes alternativas de acción frente al cambio climático.
Mitigación de emisiones de gases y compuestos de efecto invernadero
El cambio climático tiene las características de un problema de acción colectiva a escala mundial, puesto que la mayoría de los GEI se acumulan con el tiempo y se combinan globalmente por lo que las emisiones realizadas por cualquier persona, comunidad, empresa, país, etc. afectan a los demás.
La mitigación consiste en la implementación de medidas orientadas a la reducción de las emisiones de gases y compuestos de efecto invernadero, tanto a partir de sus fuentes de emisión como de la potenciación de los sumideros de carbono. Estas medidas pueden ser llevadas a cabo a nivel nacional, regional o local y que pueden ser realizadas por el sector público o privado.
A nivel mundial, el crecimiento económico y el crecimiento demográfico continúan siendo los motores más importantes de los aumentos en las emisiones de CO2 derivadas de la quema de combustibles fósiles.
Las emisiones son la liberación en la atmósfera de gases y compuestos de efecto invernadero y/o sus precursores y aerosoles, en una zona y un período de tiempo específicos, y pueden ser generadas por actividades humanas como la combustión de combustibles fósiles para la producción de energía, la deforestación y el cambio de uso de suelo, pero también pueden ser provocadas por procesos naturales que afectan las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera.
Reducir las emisiones de gases y compuestos de efecto invernadero, así como potenciar los sumideros de carbono requiere de medidas a gran escala, cambios sistemáticos en la forma de producción y consumo que cada país deberá llevar a cabo de acuerdo a sus posibilidades. Si bien las medidas de mitigación a gran escala deben de ser impulsadas e implementadas por los gobiernos y las industrias, hay muchas aciones que se pueden realizar en pequeñas escalas desde un enfoque tanto colectivo como individual.
Algunos ejemplos de acciones de mitigación son los siguientes:
- Fortalecimiento de la normativa aplicable a vehículos automotores
- Impulso a sistemas alternativos de transporte
- Fomento de programas de transporte limpio
- Impulso de la movilidad eléctrica
- Planeación urbana orientada a sistemas de transporte público eficiente
- Aumento de la participación de energías limpias en la red eléctrica nacional
- Fortalecimiento y la optimización de la infraestructura eléctrica
- Fomento de tecnologías innovadoras en los ámbitos de almacenamiento y de redes inteligentes
- Optimización del consumo de energía en la vivienda y comercios
- Optimización de los procesos de los sistemas de refinación y procesamiento
- Fomento de la economía circular
- Mejoras en las prácticas agrícolas y de conservación
- Fomento de sistemas agroforestales y agroecológicos
- Reducción de las quemas agropecuarias
- Promoción de tecnologías de biodigestores para el uso sustentable de desechos animales.
- Tratamineto de de aguas residuales
- Mejoramiento de la disposición final de residuos, reaprovechamiento, reciclaje, compostaje y biodigestión.
- Tasa cero de deforestación
Implementación de medidas de Adaptación orientadas a la reducción de la vulnerabilidad
El cambio climático potencia los problemas sociales, económicos y ambientales existentes, tales como la pobreza, la desigualdad social, la escasez de alimentos, el deterioro de la salud de la población y la degradación y pérdida de los recursos naturales, entre otros. El cambio climático puede aumentar el impacto en la disponibilidad, costo y distribución de los servicios, lo cual afecta a las poblaciones más vulnerables.
La adaptación puede definirse como “las iniciativas y medidas encaminadas a reducir la vulnerabilidad de los sistemas naturales y humanos ante los efectos reales o esperados de un cambio climático”; existen diferentes tipos de adaptación: preventiva y reactiva, privada y pública, y autónoma y planificada”.
La adaptación es un proceso de aprendizaje interdisciplinario, multidimensional y transversal, que requiere considerar el conocimiento local, el papel de los individuos y las organizaciones de la sociedad civil.
La vulnerabilidad es el grado de susceptibilidad o de incapacidad para afrontar los efectos adversos del cambio climático –especialmente aquellos relacionados con la variabilidad del clima y los fenómenos extremos–, y depende del carácter, magnitud y rapidez del cambio climático a que esté expuesto un sistema, así como de su sensibilidad y capacidad de adaptación.
La evaluación de la vulnerabilidad y la implementación de medidas de adaptación deben realizarse a nivel local respondiendo a condiciones particulares.
Tanto las medidas de mitigación como de adaptación se desarrollan con base a lo que los científicos denominan escenarios de cambio climático, que pueden definirse como representaciones plausibles y a menudo simplificadas del clima futuro. Estas representaciones se basan en el análisis de un conjunto de relaciones climatológicas, se construyen con la finalidad de investigar las consecuencias potenciales del cambio climático antropogénico. A menudo, los escenarios de cambio climático son utilizados para llevar a cabo las simulaciones de los impactos del cambio climático, así como para averiguar la vulnerabilidad de ecosistemas y comunidades.